Soy enfermera, y estoy muy orgullosa de ello (a mucha honra, que dirían nuestras abuelas), por eso este comentario jocoso que voy a escribir no es ni mucho menos una burla de ningún personal sanitario ni de ningún centro hospitalario, pero por pertenecer a ese mundo me llaman mucho la atención algunas cosas.
Me refiero a ciertas series de televisión que nos venden la imagen de los hospitales como centros de atención social o algo así, algo que no son ni tienen por qué ser, entre otras cosas porque aunque quisieran (que tampoco) no hay ni tiempo ni medios para ello.
¿Alguien se ha encontrado alguna vez con un médico que te recoge de Urgencias y te lleva a tomar café y si es preciso a su casa para continuar con una amistad (o lo que surja)?
Yo no, y además me parece muy bien, porque normalmente la gente no va al Servicio de Urgencias a hacer amigos, que para eso ya hay otros sitios.
Ese trato paternalista, esa preocupación por los problemas delos pacientes, que en Urgencias vas a ver como mucho unas horas para dejar paso a otros pacientes con otros problemas, porque todo el mundo tiene su historia detrás, es a lo que me refiero que no se ajusta para nada a la realidad. Comprendo que se llaman “series de ficción”, y que para aburrirse ya está la vida real, pero bueno, que se pueden hacer las cosas ajustándose un “pelín” más a lo que nos rodea, porque cuando uno llega a Urgencias, se encuentra con otro trato, que no critico, porque no pueden hacer otra cosa.
En Urgencias, se ven a veces catarros de quince días, que tienen tanto de Urgencia como yo de cura (nada de nada)y claro, el personal que está allí, sometidos a un estrés y a unas prisas que durante ocho horas alteran al más plantado, a lo mejor no acompañan al del catarro a tomar café, a lo mejor le mandan a tomar vientos, que es distinto.
Pero ya digo que esto es un comentario, no una crítica, porque si viendo estas series se entretiene uno un ratito, pues mira, eso que te quitas de pensar en la crisis. Siempre he creído que hay momentos para todo, y que a veces tiene uno la cabeza que no puede ni pensar en ponerse a leer un libro que te haga sumergirte en grandes profundidades de pensamientos porque ni con traje de buzo llegas, y si en esos momentos enciendes la tele y te echas unas risas o unas lágrimas, cada uno lo que prefiera, y te evades un poco de la cruda realidad, me parece estupendo, ya habrá momentos para leer un clásico, que esos siempre van a estar ahí.
Siempre cuento la misma historia, es verdad, pero anda que no me han sacado a mí de apuros “Mortadelo y Filemón”, anda que no me he ido yo a la cama a veces con la cabeza como un tambor de granaderos de problemas, y al ponerme a leer un libro me daba cuenta de que llevaba tres páginas y no me había enterado de nada, así que cogía un “Mortadelo” (que ahora se llaman cómics) y no tenía que pensar mucho para entender sus historietas. ¿Y qué? “El Quijote” no va a irse de mi mesilla, ya vendrán momentos mejores.
Volviendo a las series de médicos y hospitales, lo del trato paternalista no, pero lo del doctor House tampoco, caramba, que hay médicos desagradables de narices (también pacientes, no nos olvidemos) pero tan bordes, tan bordes no sé si tendrían mucho futuro hoy día en que la gente enseguida pide la hoja de reclamaciones y les recuerda que su sueldo sale del bolsillo de todos los españoles (los de la sanidad pública, los de la privada no, pero es que los de la privada no son bordes en su consulta privada aunque lo sean en el hospital).
En fin, debe ser que por cambiar de tema yo prefiero series en las que no se hable de enfermedades, de reanimación cardiopulmonar, troponina, adrenalina y analíticas de sangre, prefiero variar un poco, aunque francamente, a veces no sabe uno ni qué ver porque cuantos más canales hay a nuestra disposición, peor es la oferta.
Hala, pues ya está dicho, mañana o pasado charlamos de otra cosa o cuento cómo voy con mi novela, que ando más liada que la pata de un romano y casi no saco tiempo para escribir dos líneas seguidas. Será el trabajo, la casa, los hijos…o será culpa de Zapatero, porque últimamente todo es culpa de él ¿no? Pues venga, que cargue también con lo mío.
Abrazos fuertes.
Pues yo hace muchoooo que no veo series de médicos en la tele. La verdad es que prefiero que me animen con otros temas, porque como tú bien dices, para enfermedades ya tenemos las cosas que pasan a nuestro alrededor. Cuando no es un infarto, es un cancer, y si no una meningitis que se lleva a un niño de tres años. Además, veo de lo más artificial todo lo que rodea esas series, una simulación total de la realidad. Tan sólo me animé algunos capítulos a Urgencias porque trabajaba "CLOONEY", y como pediatra de ficción no tenía precioooo(JE, JE, JE),,,,,eso si que era distraer la mente y lo que no es mente.
ResponderEliminarUn cálido abrazo, real(nada de ficción)
Pues yo a pesar de conocer bien como paciente tanto la sanidad pública como la privada, no puedo evitar entretenerme con House. Como bien dices, toda ficción tiene bastante de irrealidad; quizas no se trata de reflejar cómo funciona de verdad un hospital, sino de adentrarnos en las vidas de personas, y en estos casos, viene muy bien que queden "enmarcados" en un ambiente sanitario, donde se supone que las emociones están a flor de piel.
ResponderEliminarComo seguidora de House, las borderías del doctor Gregory, son como tus historias de Mortadelo, me relajan.
Felicidaes por este blog tan entretenido y por poner tanto de ti.
Saludos cordiales