La publiqué hace algún tiempo en otra entrada, pero gustó tanto que no me importa repetir. Me he acordado cuando las he visto sobrevolando nuestros cielos como fieles visitantes, como portadoras de la cercanía primaveral que llevará el invierno a otras latitudes.
LAS CIGÜEÑAS
Mira niño,
mira el cielo
han llegado
las cigüeñas
como todos
los febreros.
Buscando
climas mejores
que no hay
en otras tierras
las cigüeñas
se asentaron
en la torre
de la iglesia.
Recogen
palos y ramas,
están
haciendo ya el nido
que pronto
será la casa
para
albergar a sus hijos
Primero
pondrán los huevos
a los que
darán calor,
después
nacerán las crías
y todo será
mejor
"Mamá ¿y si
llueve mucho?
¿Su mamá les
tapará?
¿Y si no
tienen paraguas,
las crías
se mojarán?"
No cariño,
eso no pasa,
las cigüeñas
con sus alas
cobijarán
todo el nido
y cuidarán
de sus hijos
como cuando
yo te cuido
Después,
cuando pasa el tiempo
las crías
vuelan del nido
como vuelan
de las casas
los hijos
que ya han crecido
"No, no, yo
no volaré nunca,
yo estaré
siempre contigo,
y veremos
cada año
las cigüeñas
y sus nidos".
La madre
besa su frente,
el niño
queda dormido,
la cigüeña
con las ramas
sigue
construyendo el nido.
Los hijos acaban por volar solos, pero...¡siempre vuelven!
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