Habrá quien piense que tengo una cierta querencia por la realeza. Bueno, si entendemos por realeza esos pequeños reyes y reinas de nuestras casas, pues sí, son mi debilidad.
Y hay momentos en los que su tranquilidad se ve alterada por la llegada de otro "heredero" al que ven como una amenaza para el lugar central de la familia que, normalmente, ocupan.
Se me ocurrió escribir un pequeño poema para hacerles sentir un poquito mejor, tal vez esa sea una forma de orientarlo, haciéndoles sentir mayores, importantes y necesarios.
A ver si os gusta.
MI HERMANO PEQUEÑO
Quiero jugar con mi hermano
pero es pequeño y no sabe,
sólo chupa su chupete
y llora si tiene hambre.
Quiero leerle mis cuentos
pero no sabe escuchar,
no hace caso cuando hablo
ni me deja terminar.
Me mira desde su cuna,
me aprieta fuerte la mano,
pero no me dice nada,
¡Qué pequeño que es mi hermano!
Lleva puestos los pañales
porque no sabe ir al baño,
y no tiene ningún año.
No sabe jugar a la oca,
ni a muñecos o a correr,
ni siquiera tiene dientes,
no sé cómo va a comer.
“Pero no te preocupes,
tú también naciste así,
-dice papá muy contento-
se parece mucho a ti”
Sé que tengo que cuidarle,
cantarle alguna canción,
y enseñarle muchas cosas
porque yo las sé mejor.
Bueno, pues que se despierte,
que duerme como un lirón,
y yo tengo que contarle
que soy su hermano mayor.
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