lunes, 12 de marzo de 2012

EN ASTORGA


Gracias a todas las personas que asistieron ayer a la presentación de "Cosa mía", fue muy agradable conocer gente y más agradable todavía reencontrar caras que hacía mucho tiempo que no veía.
Gracias a Mercedes, la concejala de Mujer e Igualdad, por su invitación y por abrir las puertas de La Ergástula  para mi libro.
Gracias Pilar, que me llevó un montón de libros para firmar. A Pili, mi compañera de trabajo hasta hace un año y que, impensadamente, se enteró y quiso estar a mi lado. A Arancha, que fue con su niña Sara, porque me había conocido hacía tiempo y guardaba buen recuerdo de mí. A Pedro, al que no veía desde hacía doce años y a Esperanza, su mujer, que dirije la biblioteca de Astorga y recordaba cuando les dejaba leer mis escritos mucho antes de decidirme a publicarlos; a mi hermana, a mis hijos, que se saben de memoria todo lo que digo.
En general, mi más sincero agradecimiento a todo el mundo, porque sin ese apoyo, no tendría sentido nada de lo que hago.
Lo paso mal, porque presentar un libro es desnudar una parte del alma, pero entiendo que hay que hacer este tipo de actos para dar a conocer los textos, para acercarlos a los demás y contar un poco cómo se ha ido fraguando la idea.

Pero de todo se aprende, y cada vez me siento más tranquila y más segura, más firme y más decidida, y es que la escritura enseña a muchas cosas.
Antes, cada vez que en mi trabajo tenía que dar un curso de primeros auxilios, estaba tres semanas alterada y nerviosa, ahora, después de las presentaciones y de hablar con tanta gente, lo de dar un curso me parece de lo más normal, me infunde respeto, pero no nerviosismo.
Lo dicho, para mí, escribir es más que una afición, una necesidad, porque me ayuda en muchos otros aspectos de la vida, me llena de ilusiones, me hace olvidar problemas, y además, me da alegrías.
De nuevo, gracias.

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