viernes, 9 de julio de 2010

HUELE A VACACIONES

     


Al menos a este lado del Atlántico en el que los rayos del sol caen a plomo invitando al subconsciente a buscar alguna sombra, huele a vacaciones.
El griterío de los niños en la piscina, las maletas que descienden de su silencioso invierno en los altillos del armario, los bañadores que asoman su colorido, los planes para unos días que parece que van a ser eternos y pasan sin darnos cuenta, porque aunque todas las horas tengan sesenta minutos, no dura el tiempo lo mismo cuando se disfruta que cuando se espera... A todo eso huele estos días, y a más: a exámenes de oposiciones que se terminan (sin notas aún, pero se terminan), a libros y apuntes que se recogen aunque sea por una temporada, a sueños que empiezan y a otros que acaban. Al fin y al cabo, eso es la vida ¿no?


   Las calles de España se llenan estos días de camisetas rojas de orgullo
"futbolero"y yo me admiro de que un grupo de chavales corriendo detrás de una pelota pueda mover tanto (ilusiones, charlas, dinero...), pero me parece genial que eso ocurra porque en los tiempos que vivimos es fantástico que durante noventa minutos más o menos, se logre olvidar la crisis, la economía, el paro y la soledad para vibrar juntos con una sóla palabra que llena las calles al unísono "¡¡Gol!!" Pues a eso también huele, claro que sí, a banderitas patrias colocadas en las ventanas de nuestras casas, a ganas de ganar, a primeras veces históricas...Eso es bueno y desde aquí mis mejores deseos para este domingo en el que nuestra selección se la juega contra Holanda.
     Y sobre todo, estos días huele a libros ¿a que sí?
     No se me ocurre mejor compañero para estas tardes de sol y noches de frescura. Historias que nos mecen, que nos llevan... Estoy leyendo "El tiempo entre costuras" de María Dueñas, uno de los mayores éxitos editoriales españoles en este último año. Son seiscientas treinta y una páginas, así que
ya os contaré.

    Y también huele a compras, a centros comerciales atiborrados de gente que viene y va, que mira y llena su carro de cosas que el resto del año no compraría, pero "un día es un día", y "mamá por favor, por favor, que es lo último que te pido" (hasta dentro de cinco minutos, claro).





      Sea comprando, leyendo, escuchando música o esperando ansiosos esas notas que aún faltan (sin decir ni media palabra, para que los hijos no se den cuenta de que nosotros también nos ponemos nerviosos), sea como sea, lo importante es disfrutar de estos días, que después llega el invierno y por estas tierras es bien largo.
      Para los que me leen desde suelo español, feliz verano, y para los que lo hacen desde el otro lado del "charco", que sé que los hay y no saben cómo lo agradezco, envíennos un poco de aire fresco, que nos estamos cociendo...
    Abrazos a todos.

1 comentario:

  1. Qué linda frase, un tiempo que huele a libros. Aquí en Argentina están por empezar las vacaciones de invierno que, aunque cortas, nos permiten a los profesores leer esa pila de libros que tenemos junto a la cama. El invierto no es tan duro aquí, pero hace frío. Un saludo y gracias por escribir en mi blog. Cristina

    ResponderEliminar

¡¡Qué bien si comentas algo!!