domingo, 18 de octubre de 2015

EL TESORO

  ¡Ay, esos desvanes de las abuelas en los que se encuentran tantas cosas...! 

            
 En el desván de la abuela
he encontrado de todo:
cuadros, cajas, zapatillas,
tres lámparas sin bombillas
y hasta un baúl de madera
que puede ser un tesoro.


Hay tres bicicletas viejas,
un caballo de cartón,
una bandera de España
del año de “Maricastaña”,
dos sacos llenos de tejas
y un muñeco de latón.


Pero a mí me gusta más
el misterioso baúl
que tiene una llave colgada
en la tapa bien cerrada
y está pintado, además,
con flores de color azul.


¿Qué guarda la abuela aquí?
Yo quiero abrir y saberlo.
¿Serán monedas de plata
o joyas de algún pirata?
¡No me puedo resistir!
¡No quiero irme sin verlo!

Empiezo a abrirlo un poquito,
ya sé que soy muy traviesa,
me pesa la tapa un montón,
 pero le doy un tirón,
y doy yo misma tal grito
que me quedo patitiesa.

No hay mapas ni viejas monedas,
ni planos de islas perdidas,
ni sombreros de pirata,
¡sí que tengo mala pata!
Solo hay un montón de tela
y fotos descoloridas.


¿De quién son estos retratos
que están pasados de moda?
Hay una pareja en un banco,
va ella vestida de blanco
desde el velo a los zapatos,
yo creo que es una boda.

¡Anda! Dentro del baúl
hay también una diadema,
dos pendientes y un collar
que no dejan de brillar,
un traje antiguo de tul
y en un papel, un poema.

Sin que yo me diera cuenta
la abuela ha entrado al desván
mirándome emocionada,
y no me riñe, ni nada,
parece que está contenta,
se sienta en un viejo diván.


Lo guardaba para ti,
aunque no sea moderno.”
Me coloca la diadema
mientras peina mi melena
y me dice muy feliz:
Son tesoros los recuerdos





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