lunes, 5 de marzo de 2012

YO NO SOY ESA


    Esta semana se conmemora de nuevo la necesidad de igualar los derechos de hombres y mujeres, porque mientras siga habiendo diferencias, lo que hay que hacer es no permitir que se olviden.

No me gusta plantear esta fecha co-mo el reflejo de la lucha entre hombres y mujeres, no se trata de eso, si-no de que, desde nuestras desigualdades lógicas de sexos diferentes, tengamos los mismos derechos frente a las mismas obligaciones.
   No se trata de pelear por la igualdad de unos y otras, porque somos muy diferentes, claro que sí, y siempre lo seremos, afortunadamente, porque eso enriquece nuestras vidas de una manera maravillosa, lo que hay que lograr es la igualdad en el trato, en el trabajo, en las casas,












en definitiva, en lo que ya he mencionado antes, en los derechos, ahí sí que tenemos que ser idéntic@s porque se nos debe tratar como personas, independientemente de si nuestras células llevan unos cormosomas u otros.
   Un día se logrará, claro que sí, y a nuestras hijas, nietas o bisnietas (y a nuestros hijos, nietos o bisnietos) les costará creer que hubo una vez un mundo en el que a la mujer se la trataba de forma discriminada, que ante iguales trabajos se cobraban sueldos diferentes o que al llegar a casa el hombre se podía tumbar en el sofá mientras ella hacía comidas, cuidaba niños o lavaba ropa.

   Y entonces, todas las personas que hemos aportado nuestro granito de arena para que las desigualdades desapareciesen (estemos donde estemos) nos sentiremos orgullosas de haber acabado con algo que nunca debió existir.

Y como dice la canción que acompaña esta entrada, "Yo no soy esa", yo tampoco quiero ser esa, claro que no. Mira que tiene años, más de treinta y cinco, y ya Mari Trini, por entonces una famosa cantante que a los jóvenes no les sonará de nada, ya reivindicaba un sitio que no fuese el de "una señorita tranquila y sencilla que un día abandonas y siempre perdona". Esta canción tiene para mí un significado especial porque le gustaba muchísimo a mi padre, hasta tengo el disco de vinilo de entonces. ¡Qué tiempos! Poco imaginaba la niña que yo era, que un día, la misma canción sonaría para acompañar una entrada en mi blog.

  Tómense estas imágenes como un intento de  poner un toquecito de humor, siempre desde la seriedad que requiere el tema.




Desde aquí, felicidades a todas las personas que intentamos que no haya que dedicar ningún día a la igualdad, porque todos y todas seamos ya tan iguales que lo único que haya que celebrar es el día de las personas "humanas": o sea, todos los días.


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