En el marco de esta feria, las 22 academias de la lengua española debaten por última vez, antes de su publicación, la propuesta de la nueva ortografía, que sustituirá a la de 1999 y que trae cambios que no van a pasar desapercibidos, de hecho, ya se ha generado la polémica y en las redes sociales (¿cómo no?) se han creado grupos a favor o en contra de la reforma.
Entre esos cambios, la "i griega" pasará a llamarse "yé" y la "v" dejará de ser "uve" para pasar a llamarse "be baja".
La "Ch" y la "ll" que en 1999 pasarón a considerarse dígrafos, aunque siguieron estando en el alfabeto, ahora lo abandonan.
La "q" desaparece cuando representa por sí misma el sonido "k", es decir, palabras como Iraq, Qatar o quórum, pasarán a ser: Irak, Catar o cuórum.
También desaparecerá el acento en el adverbio "sólo" y en el monosílabo "guión".
De cualquier forma, estos no son los primeros (ni serán los últimos) cambios. La RAE lleva casi tres siglos retocando la ortografía, lo cual nos demuestra que una lengua no es definitiva, va avanzando con el tiempo, evolucionando a la vez que los hablantes, algo lógico ¿no?
Así que, nos tendremos que habituar, pero luego que no se extrañen de confusiones entre las letras, que con sólo cambiar una de ellas, puede variar totalmente el significado de lo que decimos, como en este ejemplo que voy a contar:
Estudiábamos hace unos días mi hijo y yo los moriscos, de su origen y huella de su paso por nuestro país, cuando intervino en la conversación mi hijo menor (cinco años):
-Pues yo también sé lo que son los moriscos...-dijo dejándonos un poco extrañados de que supiese algo del tema. -¿A sí? -le dijimos- ¿Y dónde has oído tú hablar de los moriscos?
(En la imagen, una rica paella de "moriscos")
Si es que con tantos cambios de letras...
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