Estos días andamos todos los padres y madres pendientes de programar el tiempo libre de nuestros hijos (ojo al dato: tiempo libre). Como, afortunadamente, la oferta en los colegios es cada vez más amplia y variada, en ocasiones se nos olvida que eso no significa que cada niño tenga que ir a todas las actividades que nos proponen, y aquí recupero otra vez lo de "tiempo libre", para que no se nos olvide.
Siempre hay padres a los que les gustaría tener unos hijos que sacasen sobresalientes en todo, y además supieran hablar inglés a la perfección, chino mandarín, alemán (parece que hay Merkel para rato), y mientras hablan alguno, o todos, esos idiomas con acento nativo, tocasen el piano, la guitarra española, el chelo y el oboe, por ejemplo, sin dejar de ser los mejores en fútbol, gimnasia rítmica, baloncesto o tenis de mesa.
¡Son niños! A veces están sometidos a horarios que superan con mucho las ocho horas laborales de sus padres, en el extraño caso de que sus padres tengan trabajo. Lo malo es que, aunque no lo tengan, aunque estén en casa o en el bar de abajo viendo el partido en el Plus, siguen dejando a sus hijos sin ese tiempo libre al que tienen tanto derecho.
Es buenísimo que los niños estén entretenidos, que hagan actividad física, que vean menos la tele- play-Ipad-ordenador- teléfono móvil....pero también es buenísimo sentarnos un rato con ellos, por ejemplo, a leer "a medias", a echar un parchís o una oca, que la mayoría ya no saben ni lo que es, o a preparar juntos un bizcocho o un flan.
A veces no importa tanto la cantidad de tiempo que les dedicamos- que también- sino la calidad.
Me llama la atención especialmente la actitud de algunos padres, madres, abuelos, padrinos....que cuando los chiquillos juegan un partido de lo que sea, lo viven desde la grada de tal manera que parece que les fuese la vida en ello, dando lugar en muchas ocasiones a un comportamiento que puede ser cualquier cosa menos un ejemplo para los chavales.
Insultos a los árbitros y entrenadores, indicaciones de lo que deben de hacer-que desde la grada debe de ser mucho más fácil que desde el terreno de juego, cancha, pista...- voces para que su propio hijo espabile, "que pareces tonto, hijo mío, que no te mueves", haciendo que los críos demuestren con su silencio mucha más educación que los padres.
A este respecto, me gustaría recordar que en 1992, la Comisión del Tiempo Libre de las Naciones Unidas creó la que ha sido definida como"Carta de los derechos de los niños en el deporte" y en la que se dice que:
UN NIÑO O NIÑA TIENE:
-Derecho a divertirse y jugar.
-Derecho a hacer deporte.
-Derecho a beneficiarse de un ambiente sano.
-Derecho a ser apoyado y entrenado por personas competentes.
-Derecho a seguir entrenamientos adecuados a su ritmo.
-Derecho a medirse con otros que tengan sus mismas posibilidades de éxito.
-Derecho a participar en competiciones adecuadas a su edad.
-Derecho a practicar deporte con absoluta seguridad.
-Derecho a tener el tiempo necesario de descanso.
-Derecho a participar y jugar sin ser necesariamente un campeón.
Yo me permito añadir: derecho a que los mayores animen desde la grada, sea cual sea el resultado del partido, porque se trata de juegos en los que además de deporte, se pueden aprender muchas cosas más.
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