como la vida misma

NO SOMOS IGUALES. Claro que no lo somos, los hombres y las mujeres comos como la taza y el vaso, ni mejores ni peores, simplemente, diferentes.


Hoy, 8 de Marzo, como cada día nos volverán a recordar lo importante que es luchar por la igualdad, pero a mí, que me gustaría que este día no tuviese que celebrarse porque no hiciese falta, me parece que en lo que tenemos que insistir es en luchar por tener los mismos derechos, pero no por ser iguales, porque eso es algo a lo que no hay que aspirar, somos diferentes y siempre lo seremos, ojo, diferentes, no mejores o peores.



Es verdad que hemos conseguido muchas cosas en el tema de los derechos, cosas que nunca debieron habérsenos negado, y que poco a poco, hemos ido logrando, pero no podemos olvidar que frente a la mujer con estudios, trabajadora, luchadora y con libertad económica que encontramos (con frecuencia, no siempre), en nuestra sociedad, siguen existiendo lugares en los que la mujer continúa recibiendo un trato (sin hablar de derechos) que en nada tiene que ver con el del hombre.
Eso es lo que tenemos que intentar que desaparezca, y supongo que una de las formas es a través de la cultura. Ya sé que estas cuatro palabras no van a llegar a la mujer que está en Senegal cargando con su chiquillo a la espalda, cocinando y trabajando en el campo, pero con muchos granos de arena, se hace una montaña, y esta es mi pequeísima colaboración.